lunes, 9 de diciembre de 2013

Diario de Autonomía.

Los días 3 y 4 de Diciembre abordamos en tema de "La autonomía". En este se destaca que durante la adolescencia se da un proceso de cambios físicos, psicológicos y sociales. En la medida que se van dando éstos cambios, en adolescente va buscando cierta independencia de sus padres. Buscan desprenderse emocionalmente un poco de ellos para relacionarse con chavos de la mismo edad, del otro sexo para compartir vivencias sin romper la relación con los padres.  

Existen tres tipos de autonomía; como son: 

Autonomía emocional: esta se relaciona con cambios en las relaciones íntimas de la persona, especialmente con los padres. Aquí las relaciones se transforman, no se rompen. Existe confianza debido a que aunque los jóvenes desean ser emocionalmente autónomos no se apartan de ellos. Aprenden a interactuar con los adultos. 

Autonomía conductual: Aquí se adquiere la capacidad de tomar decisiones de forma independiente a sostenerlas y a asumir la responsabilidad de los actos y decisiones. 

Autonomía de valores: es resistir ante las demandas de los demás. Tener clara la idea de "lo bueno" y "lo malo". Discernir entre lo importante y lo que no lo es. 

Además existe la necesidad del joven al desapego de sus padres y como mencione anteriormente, esto no significa que no quiera involucrarse con ellos sino que buscan actuar de manera independiente tomando en  cuenta las opiniones y  consejos de los padres y adultos en general para enriquecer su capacidad de decisión haciendo una valoración de las orientaciones de los demás. 

De los padres depende gran parte cómo se va a desarrollar la autonomía de los hijos. Considero que en las familias autoritativas tienen un mejor desarrollo ya que los papás están abiertos a la discusión en cuanto al establecimiento de reglas y  normas; propician un ambiente de confianza en el cual el niño pueda expresarse sin sentir temor a ser reprimido y que sus opiniones sean rechazadas. 

En las familias autoritarias, por el contrario, se le imponen reglas a los adolescentes. No permiten siquiera que estos se manifiesten y llegan a castigar. Por ello, los hijos presentan cierta rebeldía por el hecho de ser reprimidos. 

En las familias indulgentes e indiferentes, los hijos no tienen limites, viven con excesiva tolerancia y esto no les permite desarrollarse adecuadamente para luego enfrentarse a la vida adulta. No tienen guia o preparación alguna para actuar en y para la vida. 

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